jueves, 23 de septiembre de 2010

Ella comprendió, luego de algunas preguntas, la táctica de los interrogadores y comenzó a pensar la manera de no decir lo que ellos querían escuchar. Ante una pregunta, fingió una ataque de hipo y solicitó que se la reformulen. Ante la reformulación, dijo que no entendía esas palabras. Así siguó pensando formas de poner a prueba su voluntad de inquisidores.
La nueva tarea no la divertía demasiado. Pronto debería cambiar de estrategia.
Sin embargo vio que ellos comenzaban a mirarse de reojo, a dudar y pensar las preguntas antes de hacerlas. Parecía que el foco de atención iba dejando de ser su secreto, eso entrañable que sólo ella poseía. ¿Qué estaría cruzando por sus cabezas? ¿Qué palabras se amontonaban tanto en su cabeza que no podían encontrar el camino de salida por sus bocas? ¿Qué...?
No le gustaba dejar de ser el centro. Decidió rápidamente responder la verdad ante las próximas dos preguntas que le hicieran.

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